VERDADES MENTIROSAS… LA PIJAMADA

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         ‘espot fer tot, menys el ridícul’” 

(«En política se puede hacer todo, menos el ridículo»)

             Josep Tarradellas

Un aire enrarecido se apoderó del Senado de la República y se extendió a los pasillos de la llamada “oposición”, sobre todo parece intoxicar al Partido Acción nacional, que todo indica, ha respirado el aire envenenado.

No puede explicarse de otra manera la pijamada delirante organizada por la bancada panista en el Senado, seguro respiraron viento toxico pues sus desatinos infantiloides alcanzaron la dimensión de lo patético, porque son víctimas de un padecimiento moral, despreciable por sus cualidades negativas.

Xóchitl Gálvez, empiernada con Emilio Álvarez Icaza y Gustavo Madero, poseída por un incierto duende erótico, reía desaforada mientras el par de panistas simulaban un “trio”; a su alrededor una docena de miembros de la bancada festinaban su “regreso al colegio”.

De pronto el Senado de la República fue convertido por panistas, en un manicomio de regresiones y develaciones de la personalidad que rayan en lo paroxístico; con música vernácula a todo volumen, Santiago Creel bailaba un jarabe del otro lado del recinto, descalzo, dando saltitos y haciendo gestos hacía la docena de panistas que le aplaudían y festejaban. El probable candidato de la alianza opositora parecía retornar a algún campamento de “boyscout” de su infancia.

Su toma de la tribuna senatorial se convirtió en degradación bufonesca, un festín de condenados, de grotescos simuladores, que en su catarsis delirante, han vertido material profundo para el sicoanálisis.

Pero ¿Qué festejaban las Senadoras y Senadores conservadores? Insistían en verse radiantes en su burla bufa a la ciudadanía, enervados en la autocomplacencia masturbatoria, dejando una demostración fehaciente de un peligroso desequilibrio emocional: ¡Que mi marido no vea esto! Soltaba Xóchilt Gálvez devenida en la femme fatale del Senado de la Republica.  Y Santiago Creel recargado, devenido en el potencial stripper de su bancada.

De pronto con Xóchitl Gálvez revolcándose de un lado, Santiago Creel danzando, enloquecidos, la música, los aplausos, y las carcajadas, desapareció el Senado de la República para transmutarse en un salón de fiestas en donde se celebraba un culto grotesco a la desesperación, por ello este tipo de regresiones tienen su dosis de peligrosidad, pues los panistas han perdido toda dimensión de espacio y tiempo y en su viaje tóxico son capaces de cualquier desatino, me recordaron de algún modo a aquellos nazis que acompañaron a Hitler hasta el final y festinaban en el bunker,  con el ejército rojo a las puertas de Berlín. Me los recordaron en versión grotesca.

Hacer el ridículo en política tiene muchas consecuencias como lo preveía el dirigente catalán José Tarradellas cuando advirtió que en “política se puede hacer de todo, menos el ridículo”

 Le han dado un gran regalo a la 4T pues ni la mejor campaña desnudaría con tal precisión lo que es el PAN en el espectro político nacional, el bufón de la corte.

Tal vez el aire enrarecido que se respira en el Senado es el aire del ridículo, que es el de la decadencia, resulta hasta conmovedor como se dilapidan nuestros impuestos en estos parásitos; solitos han salido al balcón.

 


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